Corriente crítica
Siguiendo a Habermas, Barco de Surghi , señala que
el capitalismo contribuyó a legitimar la dominación desde las relaciones de
intercambio que operan en base al trabajo social. La sociedad sufrirá, a partir
de ese momento, un proceso de modernización compulsivo en el que las
estructuras tradicionales deberán subordinarse a una racionalidad
instrumental-estratégica. Avanzará entonces la secularización, dentro de la
cual, la religión pública se convertirá en un sistema ético-religioso subjetivo
y privatizado. Las ciencias, van asumiendo así un rol particular: producen un
conocimiento que, al poder ser explotando técnicamente vuelve interdependientes
a la ciencia y a la técnica. La acción estatal se centra cada vez más, en
evitar las disfunciones y riesgos del sistema orientándose a la solución de
problemas técnicos. Se inicia así un proceso de despolitización que se logra
mediante la transformación de la ciencia y la técnica en una ideología. El
desarrollo del sistema parece entonces, estar determinado por el progreso
científico-técnico.
Dentro de este marco de análisis, la corriente
crítica emerge como una reacción frente al enfoque técnico. Según esta perspectiva,
los contenidos conforman un "objeto problema" de la didáctica y no
sólo un medio para provocar los aprendizajes. La propuesta se resume en una
antididáctica de perfil contestario que estimule el espíritu crítico.
Barco de Surghi puntualiza que las miradas
"micro" dentro de la didáctica ignoran la realiad social en la que se
insertan las políticas educativas, contribuyendo así a la ilusión de autonomía
total de la clase. Las miradas "macro", por su parte, se alejan de la
vida cotidiana del aula. Ambas perspectivas no atienden lo necesario, el
problema de los contenidos, su presentación y articulación.
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